No me has dejado romper tu suelo,
Gracias.
¿Quién quiere esa agonía?
Muchos la bailan.
No saben que un día perdieron el Norte;
no quieren la dicha, nunca la miran.
Yo sigo en la lucha.
He danzado con los muertos,
huyen sin prisa.
Y en el patio sin luz,
esa puerta entreabierta oxigena mi melancolía,
orgullosa soledad a pares.
Tú ahora entiendes mi lugar,
te miro y nos miran.
Y el mundo, tú y yo,
ahora observamos los tres.